“Él” vista desde Ella

Comunicación presentada en el Congreso del Centenario de Buñuel, celebrado en Zaragoza del 19 al 22 de Febrero del 2001.

En esta comunicación me propongo llevar a cabo un análisis de “El”, melodrama que Buñuel rodó en México en 1952, desde una perspectiva de corte feminista: en tanto que voy a defender que “El” no es el “retrato de un paranoico” y su víctima, como defiende Buñuel en sus memorias, sino que “El” es el “retrato de un paranoico” realizado por Ella. No sólo la película de Buñuel se basa en la novela homónima y autobiográfica de Mercedes Pinto, sino que además la mayor parte de la película está narrada desde la perspectiva del personaje femenino.

Para analizar “El” desde Ella voy a convertir “El” en una película del ciclo gótico femenino ‘matrimonio con el hombre ideal/un extraño’. El género gótico femenino es un género que estaba especialmente dirigido a las mujeres (pertenece al llamado cine de/para mujeres) y está constituido por una serie de películas que cuentan una historia romántica cargada más o menos de suspense desde la perspectiva de una mujer. Estas películas se agrupan principalmente por el hecho de que comparten una estética y un conjunto de motivos y convenciones narrativas que provienen de las novelas góticas de finales del siglo XVIII. Motivos tales como la mansión o el castillo lúgubre, los sirvientes siniestros o el tema de la investigación de una habitación prohibida. Dentro de este género, que no presenta una coherencia global en términos de relato, se puede perfilar, sin embargo, un ciclo de películas que constituyen un sistema textual relativamente coherente porque parten de un tema narrativo común: el tema del “matrimonio con el hombre ideal/un extraño”. Este grupo de películas fue iniciado por “Rebeca” (Alfred Hitchcock, 1940) e incluye también “Sospecha” (Alfred Hitchcock, 1941), “Luz que Agoniza” (George Cukor, 1944), “El Castillo de Dragonwyck” (Mankiewicz, 1946), “Corrientes Ocultas” (Vicente Minnelli, 1946), “Las Dos Señoras Carroll” (Peter Godfrey, 1947), “Secreto tras la Puerta” (Fritz Lang, 1948), y “Atrapados” (Max Ophuls, 1949).

Tomo como punto de partida un análisis de este ciclo desde una perspectiva psicoanalítica. Podemos decir que el ciclo de películas góticas que se inician con el escenario ‘matrimonio con el hombre ideal/un extraño’ tratan el conflicto entre la pulsión erótica-de muerte y la realidad de la diferencia del Otro sexo desde el lado ‘mujer’. En este sentido este género es estructuralmente similar al género negro romántico en la medida en que en este género se despliega el mismo fantasma desde el lado ‘hombre’. Mientras que en el primero nos encontramos con el marido que planea asesinar a su mujer o volverla loca en el segundo tenemos a la mujer fatal que conduce a su amante a la destrucción o a la muerte (“Perdición”, “Forajidos”, “El Cartero siempre llama dos veces”, etc). En “El” encontramos conexiones con el género Gótico femenino tanto a nivel visual como a nivel de estructura narrativa: presentación del personaje masculino como perverso o emocionalmente inestable/débil, encuentro pasional/prohibido, romance breve, boda, mujer ‘atrapada’ en una mansión o la figura del ex-prometido como potencial rescatador.

La estructura narrativa de “El” consta de tres partes. La primera pone en escena el encuentro, cargado de erotismo, de los protagonistas en una Catedral y está narrada desde la perspectiva del personaje masculino. En el escenario de la Catedral, mientras se realiza el ritual del lavatorio de pies, Gloria aparece en tanto que objeto del deseo fetichista/prohibido de Francisco. Sin embargo, en esta primera parte de la película, Gloria no sólo aparece representada como objeto del deseo fetichista de él, sino también como una transgresora del orden moral que se construye en la película, en la medida en que Ella vuelve a la catedral para ser seducida por Francisco, a pesar de estar prometida a otro hombre. Esta segunda escena en la catedral, conecta a Gloria con la protagonista gótica, quien aunque, primero, aparece como objeto de deseo masculino, acto seguido también aparece como un personaje tocado por una pasión/pulsión hacia la trangresión. Gloria se presenta en la catedral para ser seducida por Francisco. Por tanto, ella hace lo que no debe.

(CLIPS de escenas paralelas de seducción en la catedral).

Es este paralelismo en las escenas de seducción lo que nos permite señalar que la película no construye un escenario en el que la mujer sea víctima del hombre sino más bien un escenario narcisista (el otro como objeto erótico que complementa al sujeto) y, por tanto, pulsional tanto desde el lado ‘hombre’ como desde el lado ‘mujer’.

Como vamos a ver con el clip de “El Castillo de Dragonwyck”, el jardín es uno de los lugares prototípicos en los que el género gótico de los 40 representa una escena de satisfacción erótica/ambiciosa, y por tanto pulsional desde el lado ‘mujer’: en “El Catillo de Dragonwyck”, la protagonista consigue ‘bailar el vals’ (baile ‘indecente’/sexual en el contexto de la película) con el ‘hombre de sus sueños’, el aristócata Nicholas Van Ryen, y en “El” Gloria consigue que Francisco la bese apasionadamente. En segundo lugar, de la misma manera que en el ciclo gótico de ‘matrimonio con el hombre ideal/un extraño’ los escenarios románticos se construyen en configuraciones triangulares para que el romance esté relacionado con la muerte de un tercero y por tanto para que el romance quede definido en términos de la pulsión erótica-de muerte (en el baile del castillo de Dragonwyck hay un plano de la esposa de Nicholas mirándoles) en “El”, de forma similar, nos encontramos con que Francisco y Gloria finalmente se besan en un jardín mientras el prometido de Gloria está presente en la casa. En tercer lugar, de igual manera que en “El Castillo de Dragonwyck”, la escena romántica en el jardín y el baile termina con las carcajadas de Nicholas, un fundido en negro y el siguiente plano es un PG de la mansión Gótica en medio de una tormenta con rayos y truenos, plano que conecta a nivel visual la satisfacción de la posición pulsional con la muerte (en esa escena comienza el envenenamiento de la esposa de Nicholas), en “El”, tras el beso apasionado hay también un fundido en negro y después un plano de una cantera en explosión, como vamos a ver.

CLIPS: “El”+”Dragonwyck”

Por tanto, si analizamos el beso apasionado en el jardín, la configuración triangular de este escenario romántico y la explosión violenta que le sigue en términos del género gótico, Gloria se nos aparece como una prototípica protagonista gótica y, por tanto, como un personaje que no puede ser considerado como inocente o pasivo en los escenarios perversos y de muerte de la película.

A partir de aquí, la película comienza a narrarse desde la perspectiva de Gloria: se trata de su historia/retrato de ‘El’. Gloria se encuentra a su ex-prometido en la calle después de llevar un tiempo casada. Su aspecto es deplorable y Raúl se ofrece a llevarla en su coche. Durante este ‘drive’ (en inglés conducir/pulsión) Gloria relata su trayectoria marital. Su voz en off introduce un par de flashbacks que duran la mayor parte de la película y que siguen el esquema narrativo de los escenarios del ciclo gótico (trayectoria del personaje femenino de una posición de pulsión a una posición de deseo donde el Otro realmente aparece), como voy a demostrar.

Tomando como punto de partida que la satisfacción pulsional conlleva la negación de la diferencia del Otro (encuentro con el/la hombre/mujer ideal), podemos entender los escenarios de horror que tanto el ciclo gótico como “El” presentan tras la boda. Es durante la luna de miel, que la diferencia empieza a retornar. No sólo la noche de bodas Francisco resulta tener problemas de ‘impotencia’ sino que además una escena en un restaurante presenta a los protagonistas como dos desconocidos: Francisco le dice que lo que le gusta de ella es su dulzura, su bondad y su aire de resignación y Gloria le responde: “qué curioso, mi madre me decia todo lo contrario”. Por su parte, Gloria le dice que desde el primer momento lo que a ella le gustó de él era ese aire de dominio y de seguridad, a lo cual Francisco contesta: “muy fiero me pintas”. Y por último, es durante la luna de miel que a Francisco le da un ataque de celos/paranoia y que Gloria declara en su voz en off: “entonces comprendí por primera vez la vida que me esperaba con Francisco”.

Sin embargo, es en el momento en que las protagonistas llegan a la Mansión Gótica cuando la realidad de la diferencia del Otro retorna de forma especialmente siniestra: el amante ideal se transforma en un extraño que desaparece, especialmente por las noches.

CLIP DE “EL”: Gloria se encuentra con la puerta del dormitorio de Francisco cerrada tras la fiesta que él celebra “para hacerla feliz”.

En la mansión gótica el marido también empieza a negar la percepción de la realidad de la protagonista (hasta convence a la madre de ella de que Gloria es una esposa difícil) e incluso la maltrata/viola cuando ella le rechaza. Es, por ello, en la Mansión Gótica donde las protagonistas comienzan a sospechar que sus maridos planean asesinarlas o volverlas locas (caso de “Luz que Agoniza”).

En la medida en que el Otro de la pulsión erótica se ha vuelto un Otro amenazador, la protagonista gótica empieza a investigar al Otro: el Otro es, por tanto, todavía un Otro de la pulsión (epistemológica). La investigación del Otro se realiza a partir del motivo de la habitación prohibida, motivo heredado del relato de Perrault: “BarbaAzul”. La habitación prohibida es el espacio en el que se pone en escena el goce perverso del Otro: por ejemplo la habitación nº 7 en “Secreto tras la Puerta” (Fritz Lang, 1947) es donde Mark planea asesinar a Celia, el torreón de “el castillo de dragonwyck” es donde Nicholas se droga, el estudio en “las dos señoras carroll” es donde Geoffrey pinta un retrato de la protagonista como “el Angel de la muerte” antes de asesinarla para casarse con una tercera señora Carroll que le devuelva la inspiración perdida. En “El”, Gloria también se dirige al lugar del goce perverso del Otro pues se dirige a la catedral para hablar con el Padre Velasco. Allí descubre que Francisco no sólo es lo contrario al ‘hombre ideal’ sino que su ‘secreto’ es que es un perverso (un sin ley: miente al confesor).

Este ‘descubrimiento’ del ‘secreto’ del Otro literalmente ‘mata’ a la protagonista. Sally se desmaya en “Las Dos Señoras Carroll” cuando ve su retrato, en “Secreto tras la Puerta” a Celia ‘la matan’ en el bosque por el que corre en círculos huyendo de la habitación nº 7. En “El” Gloria muere igualmente: pues cuando Francisco se entera de que ha ido a hablar con el padre Velasco le pega un tiro. Fin de flashback y escena en presente narrativo en el que Gloria le cuenta a su ex-prometido que después del disparo decidió quedarse porque ella estaba con un ataque de nervios, él la cuidó con gran un cariño y además parecía realmente arrepentido. Pero entonces, continua Gloria, “esta mañana”….

Aquí se inicia el segundo flashback que no sólo retoma la relación problemática que Francisco tiene con la ley (el pleito interminable) sino también el goce perverso/criminal que se deriva de dicha relación. Con la intención de salir un rato y divertirse un poco Francisco decide llevar a Gloria no al cine o a los caballos sino a un ‘lugar maravilloso, único”: se trata de un campanario – lugar ‘secreto’ que convencionalmente acoge el goce perverso/asesino del marido gótico: en “Las Dos Señoras Carroll” y en “el Castillo de Dragonwyck” también se trata de torreones. En el campanario Francisco trata de tirar a Gloria al vacio. Sin embargo, el hecho de que Gloria sea la que se asome desde el campanario para mirar hacia abajo a pesar del discurso demente de Francisco (“si yo fuese Dios no perdonaria a los hombres”) indica que esta muerte simbólica no puede entenderse en términos de victimización (Gloria como víctima de Francisco) sino que tiene que entenderse en términos de ‘logica’ pulsional: la ‘excesiva’ investigación del Otro conduce al final al vacio original (“Abismos de pasión”, Buñuel).

Esta escena rima con el disparo anterior y marca tanto la muerte simbólica de la protagonista como el límite interno del texto o muerte narrativa (fin del segundo flashback), estructura que “El” comparte con “Secreto tras la puerta”. De igual forma que en el género gótico tras la muerte simbólica de la protagonista, se produce un encuentro con la Ley – tal y como esté representada en la película: un juicio (“Rebeca”) o un personaje masculino: un detective (“Luz que Agoniza”, “Sospecha”), un abogado (“Secreto tras la Puerta”), un médico (“El Castillo de Dragonwyck”, “Atrapados”) o el ex-prometido (“Secreto tras la puerta”) – en “El” es tras la escena del campanario que Gloria se encuentra con Raúl su ex-prometido.

Con la llegada de la Ley se introduce la diferencia sexual (‘Mujer’/’Hombre’) y la protagonista viene a ocupar la posición de ‘Mujer ideal’/heroina: posición que consiste en arriesgar su vida volviendo a la mansión Gótica para ‘rescatar’/amar al marido en tanto que Otro diferente. Por ejemplo, en “Secreto tras la puerta” Celia huye desde la habitación nº 7 hacia el bosque. En el bosque se encuentra con Bob, su abogado y su ex-prometido, y tras ello vuelve a la casa Gótica para ‘curarle’/rescatarle porque, como le dice, le quiere y prefiere ‘estar muerta que sin él’. Gloria en “El” también le dice a Raúl que no deja a Francisco no sólo porque siente una gran con-pasión por él sino además porque está convencida de que en el fondo la quiere. En esta escena Raúl aparece también como potencial rescatador (le ofrece su ayuda para lo que sea) y, por tanto, como hombre que la ama.

Es en la última escena en la casa gótica donde la protagonista se enfrenta a su marido para ‘recatarle’ y ser rescatada por él (como ocurre sólo en “Rebeca” y “Secreto tras la Puerta”). Sin embargo, Francisco, siguiendo el final más típico del ciclo gótico matimonio con el hombre ideal/un extraño en vez de dejar que Gloria le rescate, planea golpearla: coge una barra y golpea en la barandilla de la escalera. Plano de Gloria cerrando con llave su dormitorio. Fundido en negro. Plano de la puerta del campanario (espacio de la posición pulsional de ‘el’) que se encadena con un plano de un jardín (espacio de la posición pulsional de ‘ella’). Tras ello escena de los problemas que tiene Francisco con la justicia seguido de una escena de celos. El se va de su dormitorio furioso. PP de ella sombrio mirando al suelo. Este plano se encadena con un PP de un reloj marcando las 12: ha llegado la hora de que se rompa el encatamiento: el plano del reloj se encadena a nivel sonoro (campanadas) con un PP de las manos de Francisco preparando el instrumental para coserle el sexo.

CLIP de “El”: desde PP de ella hasta que grita y “Dos señoras carroll” (misma escena de ella sobre la cama mientras él intenta estrangularla con una soga).

En la medida en que el final feliz de “El”, igual que el final feliz del ciclo gótico, está construido no sólo en términos heroicos (la protagonista gótica arriesga su vida para rescatar al personaje masculino y a su vez es rescatada por su ex-prometido o por un nuevo pretendiente) sino también en términos de falta (Francisco como objeto de amor perdido: los maridos góticos al ser irrescatables se vuelven ‘hombres imposibles’/’hombres prohibidos’/arrestados por la figura que represente la ley en la película: en “El”, el padre Velasco), podemos decir que “El” es el retrato de un paranoico hecho por un sujeto de deseo (un sujeto marcado por la falta).

Es la presencia estructuralmente crucial que el género gótico femenino tiene en esta película, lo que nos permite defender que la enunciación no sólo está del lado de El (Buñuel como sujeto de deseo que marca el espacio de goce de ‘El’ – el campanario – como un espacio perdido: es la imagen de los títulos de crédito) sino también del lado de Ella (El como objeto de amor perdido de Ella, de Mercedes Pinto: la película se acaba con Francisco alejándose por un camino de un monasterio tan loco como siempre: con su zig-zag mientras Gloria le mira).

El hecho de que “El” fuese la película favorita de Buñuel ¿no estará relacionado con esta presencia enunciativa de una subjetividad que está del lado ‘mujer’?

NOTAS:

(1) Luis Buñuel: “Mi último Suspiro”, Plaza y Janés, Barcelona, 1982, p. 247.

(2) Como Pablo Pérez y Javier Hernández han señalado en “Luis Buñuel y Miradas en torno a un género: el melodrama” en Vértigo, nº 11, Marzo, 1995, pp. 34-43, p. 37.